Oliva y el post Vidal Abal: Una encrucijada histórica. Aunque no escapa a la dinámica electoral que de manera lenta pero persistente se impone en la agenda local, está la necesidad de un debate profundo sobre lo representativo del fin de una era y el inicio de otra que plantea posibilidades, trabas y desafíos.
Sería poco pertinente reflexionar en pocas líneas sobre el impacto histórico, social, económico que ha tenido una institución hospitalaria como el Vidal Abal. No es ese el objetivo de esta editorial.
Lo que si resulta esencial es el debate político-institucional, donde participen todos los referentes y la ciudadanía de manera asertiva sobre lo que podría describirse como una disyuntiva histórica: el post Vidal Abal.
Oliva y el post Vidal Abal: Los desmanejos de la Provincia
Es notable el silencio provincial sobre el futuro específico del nosocomio, envuelto en una transformación en la atención del paciente mediante distintos dispositivos de externación y sostenimiento de la desmanicomialización como política pública para los hospitales de salud mental desde comienzos de siglo hasta aquí.
Los movimientos políticos de la Provincia respecto al Vidal Abal siempre han sido polémicos. Cómo olvidar el anuncio de venta de las tierras, el establecimiento de la CORINCOR, las promesas inconclusas en el Centenario en 2014, y usted podrá recordar aún más episodios. Pero también, desde la desventura de la enajenación y venta de 226 hectáreas del predio histórico producido en 2022. Todo esto sin un diálogo franco y fluido con las autoridades locales y sin entender desde la administración de Schiaretti que ese espacio es más que una de las cientos de dependencias provinciales. Es la vida, la historia, el alma de Oliva.
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Oliva y el post Vidal Abal: El desafío político y social
Pero volviendo al desafío, al necesario debate, el calendario electoral enfrentará – o debiera hacerlo- al ciudadano de Oliva a una profunda reflexión sobre la necesidad de repensar el futuro y el modelo de ciudad establecido desde hace más de un siglo.
Parece no estar en el centro de la escena política de manera sustancial este tema. Resultaría clave saber cómo esta disyuntiva histórica pondrá a los principales espacios del arco político a pergeñar algunas posibles soluciones o planteamientos concretos a esto. El debate obligatorio- una de las instancias positivas y progresistas con las que contará la sociedad- no debería dejar de soslayar la urgencia de la temática.
Claro, el panorama electoral a nivel local y provincial –en fin, una institución provincial es la que forma parte central de esta editorial- no parece brindar demasiadas luces que diseñen una imagen del porvenir.
Pero tampoco se escuchan voces con propuestas concretas para este desafío histórico. El modelo de ciudad de servicios, sin una usina laboral provincial que inyecte más de 500 millones anuales al sistema productivo y comercial es impensable. Pero cada vez más posible.
Por otra parte, varias instituciones locales han intentado –con más pena que gloria lamentablemente- dar algunos pedidos de explicaciones al Gobierno provincial o esgrimir algunas potenciales salidas que hasta ahora han quedado en promesas, proyectos o pedidos: cárcel federal, Gendarmería, proyecto productivo, educativo, público-privado, entre otros.
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Oliva y el post Vidal Abal: Los riesgos de no involucrarse
Los riesgos de no diseñar y avanzar sobre esta coyuntura son concretos. El Plan Estratégico Urbano presentado por el gobierno municipal en Oliva durante 2022 dejó ver a las claras los limitantes y las potencialidades de esta coyuntura. En el discurso del propio intendente se expresó la idea de que “el futuro de Oliva está allí adentro” refiriéndose al predio del nosocomio.
Encontrar vertientes productivas, de inversión y desarrollo local propio requerirá un salto de calidad del arco político y en las instituciones locales que plantee una reingeniería en el Estado municipal, un rediseño de prioridades presupuestarias, un fortalecimiento de la participación público-privada y la incorporación de los nuevos oficios y tecnologías utilizando la indudable riqueza humana y social de la ciudad.
Oliva tiene recursos humanos, sociales, económicos, turísticos, laborales y formativos para diseñar su propio norte.
Esta coyuntura golpeó la puerta de la realidad de Oliva. Lo peor que podemos hacer es cerrar los ojos, taparnos los oídos y creer – o fantasear- que aún seguimos viviendo en la década de 1960.
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