Inició el juicio por gravísimos hechos delictivos contra una familia de Oliva. La tranquilidad rural de Oliva se vio brutalmente interrumpida la noche del 17 de julio de 2023, cuando una banda criminal perpetró un violento asalto en la vivienda de la familia Scarafiocca. La precisión y la brutalidad del ataque han puesto en evidencia la sofisticación y la crueldad de la organización delictiva, cuyo accionar fue delineado en la acusación formalizada por la fiscalía local. Este caso, que ha escalado hasta la esfera judicial, revela una trama compleja de robo, secuestro extorsivo y tortura, con implicaciones que se extienden hasta el interior de un centro penitenciario.
Un golpe delictivo planificado
Según la acusación fiscal – publicado este viernes en el matutino El Diario de Villa María- el golpe fue meticulosamente planeado. José Luis Fardini y Tobías Joel Machado, los autores materiales del asalto, llegaron al lugar en un Peugeot 208, vehículo conducido por Yamila Anahí Bárcena. Tras dejarlos en la escena del crimen, Bárcena emprendió el regreso a Villa María, estableciendo una coartada y una red de apoyo logística que ya es objeto de análisis.
Inició el juicio por gravísimos hechos delictivos contra una familia de Oliva: Agresiones y tortura
Una vez en el interior de la vivienda, Fardini y Machado redujeron a los miembros de la familia Scarafiocca, atándolos de pies y manos. El objetivo era claro: una importante suma de dinero, cuya existencia y ubicación habían sido previamente «informadas» a los delincuentes. La desesperación por el botín se tradujo en un espiral de violencia y amenazas. Los asaltantes recurrieron a golpes y la exhibición de armas para presionar a las víctimas, escalando la agresión hasta un acto de tortura: el padre y uno de sus hijos fueron sumergidos en un recipiente con agua, en un intento de provocarles asfixia para que cedieran.

Líderes criminales encarcelados en Villa María
En un momento crucial de la noche, el hijo intercedió por su padre, afirmando que el dinero se encontraba en el banco y que él era el único que tenía acceso a él. Esta revelación desorientó a los delincuentes, que no esperaban no encontrar la suma de efectivo en la casa. La trama da un giro macabro en este punto, demostrando la coordinación de la banda con un eslabón aún más oscuro: sus líderes, Gabriel y Javier Marchetti, que se encontraban y aún permanecen recluidos en la cárcel de Villa María.
Desde su celda, y a través de un teléfono móvil, los Marchetti impartieron instrucciones a sus cómplices. El diálogo telefónico, una prueba clave en la acusación, reveló la naturaleza despiadada de los líderes. «Cortale un dedo», es la frase que, según la fiscalía, fue dictada como directriz para intensificar la tortura y presionar a las víctimas.

Inició el juicio por gravísimos hechos delictivos contra una familia de Oliva: Un último intento
Cuando los asaltantes finalmente se convencieron de que el dinero no estaba en la vivienda. Intentaron una última jugada: forzar una transferencia bancaria desde el teléfono de una de las víctimas. Aunque la operación no se concretó al requerir la autorización del padre y el hijo. Este intento permitió a las autoridades identificar a Joel Bernardi y Leonilda Venteo. Los titulares de las cuentas de destino, quienes ahora enfrentan cargos como presuntos partícipes en el crimen.
Audiencias preliminares
La jueza Eve Flores ha sido la encargada de presidir las audiencias preliminares. Ayer, todos los acusados se abstuvieron de declarar. Una táctica legal que busca ganar tiempo. El próximo martes se espera una resolución clave: se determinará si los imputados serán juzgados como autores o partícipes de un robo triplemente agravado. Los agravantes son contundentes: haber causado lesiones graves, el uso de armas y la perpetración del delito en un descampado, lo que disminuye la posibilidad de que las víctimas obtengan ayuda externa.
El caso de la familia Scarafiocca no es solo un robo más. Es un escalofriante testimonio de la violencia y la planificación de una banda criminal que opera con total impunidad. La conexión con el penal de Villa María subraya la necesidad de una profunda revisión de las medidas de seguridad carcelaria. La comunidad de Oliva. Atenta a cada detalle del proceso judicial, espera que la justicia actúe con la misma precisión y contundencia con la que la banda criminal planificó su ataque.
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