Nahiara y el Cuento que Iluminó un Aula: Una Emocionante Historia de Inclusión en una escuela de Hernando. En Córdoba, la inclusión no es una palabra vacía; se siente en el aire, se vive en las aulas. Es una realidad palpable, tejida día a día en la experiencia de miles de estudiantes. Y para demostrarlo, tenemos la historia de Nahiara Albornoz Rodríguez, una pequeña gran protagonista de 9 años que nos robó el corazón.
Nahiara, una alumna ciega de 5° grado en la Escuela Gobernador José Francisco Javier Díaz de Hernando ha logrado algo extraordinario: escribir su primer libro, «La princesa Ana». Más que un libro, es un testimonio de amor, dedicación y el poder de la comunidad.
Nahiara y el Cuento que Iluminó un Aula: Un Sueño en Braille que Nació en la Escuela
Imaginemos la escena: Nahiara, junto a sus padres y el apoyo incondicional de sus maestras y directoras, dando vida a un cuento ilustrado y escrito en braille. Lo que comenzó como un proyecto escolar, una tarea más, se transformó en algo mucho más grande. «La princesa Ana» trascendió las paredes del aula y hoy forma parte de la biblioteca municipal de Hernando, de la medioteca de Villa María, y pronto, de muchas más bibliotecas en toda la provincia.

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Un Castillo, un Secreto y una Amistad
En las páginas del libro, Nahiara nos invita a un mundo mágico. «La Princesa Ana» nos cuenta la historia de una niña que vive en un enorme castillo y, con una sensibilidad única, describe las luces, las ventanas y el piso de su hogar. Un día, desde su balcón, ve pasar a un grupo de chicos en bicicleta y, con la espontaneidad de la infancia, los invita a jugar. Juntos, recorren los pasillos del castillo en bicicleta hasta llegar a un patio trasero donde descubren un mar y una playa, un lugar para construir castillos de arena y compartir risas.
Lo que conmueve es cómo Nahiara, a pesar de su ceguera de nacimiento, logra plasmar en su cuento las texturas, los tamaños y las superficies con un detalle asombroso. Y aquí es donde la historia se vuelve aún más especial.

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El Tacto como Lienzo: Un Trabajo en Equipo
Para que Nahiara pudiera dar vida a su relato con tanta fidelidad, las docentes de su escuela y de otra institución unieron fuerzas. La acompañaron a recorrer lugares específicos, ayudándola a agudizar sus otros sentidos para que pudiera dimensionar los espacios y traducirlos en palabras. Fue un viaje sensorial, una forma de pintar con el tacto.
Y la dedicación no terminó ahí. Las docentes y la familia de Nahiara tomaron la iniciativa de crear cuentos con imágenes en relieve, para que ella pudiera disfrutar de la experiencia de un libro de cuentos de la manera más plena posible. Un gesto de amor que habla del compromiso con la inclusión.
Nahiara y el Cuento que Iluminó un Aula: La Inclusión como Bandera: Uniendo Fuerzas por un Sueño
«La princesa Ana» es un símbolo poderoso del trabajo en equipo entre la escuela pública provincial y un colegio privado de educación especial. Carina Andrada, Directora de la Escuela Gobernador José Francisco Javier Díaz de Hernando, lo resume así: «Este es un verdadero testimonio de inclusión. Hay un camino que se recorre cada día y que muchas veces no se ve. Detrás de este logro hay observación, acompañamiento y un trabajo en equipo que emociona y da sentido a nuestra tarea».
Detrás del cuento de Nahiara, hay una red de apoyo que funciona como un abrazo. Desde que Nahiara ingresó al jardín de infantes en la Escuela Gobernador Díaz, la Escuela Especial María Montessori la acompañó con estimulación temprana, docentes de apoyo a la inclusión y recursos pedagógicos adaptados.
Claro que el camino no estuvo exento de obstáculos. La falta de una máquina Perkins (la herramienta para escribir en braille) fue uno de ellos, pero la comunidad educativa se unió para organizar una rifa y conseguirla. Escuelas de la zona, docentes de distintas disciplinas y organizaciones de la comunidad se sumaron a esta cadena de solidaridad, demostrando que cuando hay voluntad, no hay barreras que puedan detener un sueño.
«Los Sueños se Cumplen»: Voces que Inspiran
Natalia Nardi, Directora de la Escuela de Modalidad Especial María Montessori, nos cuenta: «A este trabajo lo hicimos desde diferentes dispositivos, uno de ellos es desde el servicio de apoyo a la inclusión, acompañando estas trayectorias con la colaboración de docentes que trabajan en la inclusividad». Y de esta colaboración nació la idea de crear libros infantiles en braille, ante la escasez que encontraron en las bibliotecas escolares.
En lugar de resignarse, eligieron crear. Docentes que transcribieron cuentos, ilustradores que aceptaron el desafío de pensar en relieve, lectoras ciegas que compartieron su experiencia y, finalmente, una alumna que se animó a escribir su propia historia.
María de los Ángeles Pereyra, docente de primaria de la Escuela Gobernador Díaz, comparte un detalle conmovedor: al enterarse del deseo de Nahiara de escribir, una maestra (hoy jubilada) tomó clases de braille para poder acompañarla en su proyecto. «Junto a todo el curso, el proyecto fue redactar un cuento. Para la mayoría de los alumnos no fue una dificultad, ya que mediante una computadora pudieron resolverlo, pero para Nahiaea la realidad fue otra. Entonces ahí decidimos adaptar el proyecto a sistema braille», relata María.
Primera edición agotada
Y como si fuera poco, paralelamente al libro en braille con ilustraciones texturizadas, la Escuela María Montessori lanzó una primera edición del libro en tinta, que se agotó rápidamente. Lo recaudado se destinó a adquirir más equipamiento escolar para Nahiara.
Victoria Esquivel, profesora de educación especial de la Escuela Montessori, fue otra pieza clave en este rompecabezas de amor y dedicación. «La trayectoria de Nahiara nos potenció en este trabajo en comunidad, porque de cada escuela se supo sacar lo mejor de cada establecimiento y sus docentes. Este sueño de nuestra alumna nos demuestra día a día que quiere superarse y ser mejor persona», nos dice, con la voz cargada de emoción. Y concluye: «Los sueños se cumplen, solamente hay que proponerlos y encontrar a las personas indicadas que acompañen».
El Abrazo de una Familia: El Motor de los Sueños
Pero esta historia no estaría completa sin mencionar a la familia de Nahiara. Rocío y Alan, sus padres, no solo colaboraron en la producción de las ilustraciones y dibujos en relieve, sino que fueron el sostén y la motivación constante para Nahiara.
Entre lágrimas de orgullo, Rocío Rodríguez, la mamá de Nahiara, comparte: «Es una niña que siempre va hacia adelante. No tiene miedo, ella siempre se anima a más. Estoy muy orgullosa de ser su mamá. Ella es la luz de mis ojos».
Más Allá del Libro: Una Transformación Profunda
Esta historia va más allá de un libro. Es la historia de cómo las decisiones políticas pueden transformar vidas. En este caso, la vida de Nahiara, pero también la de sus compañeros, que hoy tienen acceso a más recursos y mejores prácticas. Es la historia de una comunidad educativa que entendió que la inclusión no es solo una meta, sino una forma de vivir, enseñar y aprender juntos.
«La princesa Ana» es la prueba de que cuando hay compromiso, recursos y voluntad, la inclusión se convierte en una realidad tangible.
Nahiara y el Cuento que Iluminó un Aula: Una Lección para Todos, La Inclusión como Camino
La historia de Nahiara y su libro no es solo inspiradora, es una lección. Nos muestra lo que sucede cuando la inclusión deja de ser un concepto abstracto y se convierte en una práctica cotidiana, construida con trabajo en equipo, creatividad y mucho amor.
En un mundo donde aún existen barreras para las personas con discapacidad, esta experiencia nos recuerda que la inclusión es posible cuando hay una mirada atenta, sensible y comprometida por parte de quienes educan. No se trata solo de adaptar materiales o aprender braille, sino de estar dispuestos a aprender con y desde el otro, de transformar nuestras propias prácticas y de crear espacios donde todos puedan ser protagonistas.
El libro de Nahiara –impreso en tinta, braille y con imágenes en relieve– no solo ofrece una experiencia sensorial completa para niños con discapacidad visual, sino que también desafía a las instituciones educativas a reflexionar sobre cómo se construye el acceso real al conocimiento. Cuando el derecho a la lectura se garantiza con herramientas accesibles, también se garantiza el derecho a imaginar, a crear, a narrarse y a ser escuchado.
Las escuelas de Córdoba, en este caso, se convierten en espacios de innovación y justicia educativa. Más allá de transmitir contenidos, asumen un rol social fundamental: el de hacer visible lo que muchas veces no se ve. Porque detrás de cada libro en braille, hay una apuesta por la equidad. Y detrás de cada docente que se forma, que pregunta, que prueba y que vuelve a intentar, hay un compromiso profundo con el derecho a la educación para todos.
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