Los indecisos: claves para interpretar el voto ciudadano en Oliva de cara al 24 de septiembre. En el cierre de una campaña corta, dinámica y con rasgos políticos bien marcados en los cuatro candidatos a intendente de Oliva. Resta un tema urticante para asesores, consultores y miembros de los equipos técnicos. Y es el tema de cómo medir el comportamiento electoral de los indecisos.
Los analistas plantean que el escenario en Oliva deja ver un alto nivel de indecisos. Algunos revelan que hay un techo cercano al 29%. Aunque nadie se anima a predecir a que espacio irá dirigido el voto. Lo que sí expresan los consultores y especialistas políticos es que la mayoría del traccionamiento electoral de los votos siempre recae –en general- hacia fuerzas opositoras. Un dato que preocupa y mucho en las filas del oficialismo.
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Otro elemento central es que –si se cumple la perspectiva de un escenario polarizado entre dos candidatos- el peso del voto útil entra a tener su peso. Esto tiene mayor alcance cuando se trata de una elección local. Con una alta implicancia en la lectura que va al escenario “ideal” al escenario “real”.
Un punto muchas veces sobrevalorado u otras veces todo lo contrario. Es el voto joven. Más cuando la coyuntura de la votación se produce en el contexto de la Fiesta de la Primavera. Algo que si traslada a una baja participación de electores entre 16 y 25 años. Afectará a dos de los principales espacios que se nutren del mismo: ECO y Oliva en Acción.
Una baja participación electoral- casi siempre-beneficia al oficialismo de turno. Un dato metodológico duro que seguramente será monitoreado desde cerca por el espacio que candidatea a Octavio Ibarra.
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Los indecisos: claves para interpretar el voto ciudadano en Oliva-Los aspectos “no tradicionales” para intentar definir el voto de dicho sector
Allí entran otros aspectos menos medibles – y que jugarán un rol central este 24 de septiembre- para quienes desarrollan la tarea de asesoramiento político. El ambiente provincial y nacional, que algunos denominan “clima de época”.
Actualmente, marca un intenso proceso de demanda de cambio. Bajo una decodificación que busca identificación real con las problemáticas económicas y sociales. Todo esto en parámetros de consumo social caracterizados por la brevedad y la instantaneidad de las redes sociales. Muchas veces vacíos de sentido pero ricos en la ponderación de ciertos mensajes y definiciones políticas de fácil deglución. Como también de choques políticos cargados de ataques y menosprecios personales.
Actualmente, la ciudadanía busca un lenguaje no fingido y que trasunte todos los estratos sociales. La comprensibilidad en el idioma político puede definir el éxito y el fracaso de una iniciativa y estrategia política.
Otro aspecto señalado es la construcción de mística y proyección. Es decir, cuál de los candidatos y /o espacios logra trasuntar expectativa futura. Este factor en el fango político y un fuerte crecimiento del votante emocional se vuelve central.
Con un voto cada vez menos cerebral y más visceral demanda una construcción más directa. Las sensaciones, gestos y modulaciones sociales de los candidatos entran a ser analizados y decodificados.
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